lunes, 12 de mayo de 2008

Mayo 2008: Nos vamos a Lisboa

"Vende sueños y olor a mar
tempestades pregona.
Su nombre María;
su apellido, Lisboa."
A pesar de ser una ciudad que ya conociamos, no nos importó repetir destino, y así ver la ciudad en otra epoca del año y con otra gente. Cualquier guía de Lisboa esplicará y mostrará con muchísimo más rigor que este blog lo que vimos y lo que no vimos; pero sin duda, ninguna de ellas podrá transmitir ni reflejar lo que nosotros sentimos, nuestras risas, nuestros reencuentros, nuestros comentarios; nuestras canciones, en definitiva la intensidad de este largo fin de semana.

El viaje de ida.

Debido a las obligaciones de cada uno, hubo dos horarios de salida de Madrid, el elemento común en ambos fué la gran cantidad de coches que había en la carretera. Salimos por la R-5 hasta la A-5. El lugar de encuetro fue la última gasolinera que hay antes de llegar a la frontera hispano-Lusa. Cuando llegó el segundo grupo , los del primero ya hacía tiempo que dormiamos.

A la mañana siguiente, ya todo el grupo reunido, pusimos viaje hasta Lisboa; no utilizamos las autopistas de peaje portuguesas; viaje tranquilo y cómodo gracias a los abundantes dobles carriles existentes. Ya en las proximidades de Lisboa tomamos dirección hacia El Campo de las Naciones; atravesando el puente Vasco da Gama (Peaje 5,20 €). Aparcamos las autocaravanas en el paseo de Julio Verne (38º46´39"N // 9º 05´38"W) y recorrimos las instalaciones donde se celebró la Expo del 98. La plaza de las banderas, el Oceanográfico, la plaza de la música, el telecabina de Lisboa, la torre Vasco da Gama (estaba cerrada por obras); todos los lugares quedaron inmortalizados por nuestras cámaras. En el intercambiador de la estación de Oriente compramos los titulos de transporte para el autobus, los tranvias y el metro. El primer día vale 4 € y el resto 3,5 €, se pueden recargar por días.
Una vez comido y tomado el cafetito de rigor, nos encaminamos al Camping Monsanto, pero en vez ir por el camino más rápido y recto, decidimos ir dando una vuelta por el norte de la capital.




A media tarde haciamos entrada en el camping; tras colocarnos, las duchas de rigor y la cena, pronto hizo aparición el cansancio, y las velas y candiles pronto se apagaron.
Visita a Lisboa.
El autobusero que nos llevó, debió de notar nuestros nervios por llegar al centro y empezar a ver cosas y puso empeño en hacernos llegar cuanto antes. La plaza del Comercio, el Rossio con el Teatro Nacional, el mirador de san Pedro y un paseo por el Chiado nos ocuparon la mañana. En la parada superior del ascensor de Bica encontramos un restaurante donde nos podian dar de comer a todos ( niños y grandes) asi que allí dimos cuenta de un exquisito bacalhao.












Por la tarde más visitas, y más paseos en tranvia, primero la Iglesia do Carmo y la famosisima cafetería "A Brasileira" muy frecuentada en su día por literatos e intelectuales, entre los que se encontraba Fernando Pessoa. A continuación llegamos a la plaza donde se encuentra el antiguo convento de O Carmo, hoy sede de la Garda Nacional Republicana (GNR), que estos días celebraba su 97º aniversario y el 25 de Abril ( Revolución de los claveles), todo trascurría por unos derroteros normales, hasta que aparecieron dos GNR´s disfrazados al más estilo Disney; uno de dragón verde y otro de león con el uniforme reglamentario. Bueno pues lo normal, los niños se acercan, sonrien, les abrazan , les besan, saltan con ellos, corren a su lado; pero a continuación se acercan las mamas de las niñas y más de lo mismo; fotos por aquí, fotos por alla. Cuando ya conseguimos irnos ( o nos echaron), sin parar de reir, y ya estabamos en la calle vemos a otro GNR, (este no iba de muñeco) haciendo guardia de honor en la puerta del cuartel, preguntamos que si se pueden hacer una foto los niños y nos dicen que si; pero que no solo los niños, sino que tambien las mamas, luego los papas, y para terminar los muñecos que habian salido a comprobar que realmente nos ibamos. La cara de circustancias del GNR de guardia intentando mantener el tipo era todo un poema.
Todavía con el cachondeo en el cuerpo nos encaminamos al elevador de Santa Justa. Desde allí, y en un típico tranvia - tan típico que tuvo hasta carteristas - cambiamos de colina, fuimos al mirador de Graca y después al Castillo de San Jorge. Los que ya lo conociamos aprovechamos para tomarnos una gratificante cervecita. Desde el Castillo bajamos a la Se y desde allí y como colofón al día ,paseito en el tranvia 28 hasta el cementerio y vuelta hasta el elevador de Bica con todo el tranvia para nosotros solos , donde bajamos para tomar el autobus 714 que nos dejara en el camping.

A la mañana siguiente, tocaba la zona de Belem; nos encontramos con una parada militar de la GNR, esta vez sin dragón. Subimos a la torre de los descubrimientos, vimos la Torre de Belem y fuimos hasta la estación fluvial donde tomamos el barco que cruza hacia la otra orilla del Tejo.












Pequeño paseo y cervecita y vuelta a los jardines de los Jerónimos, breve visita a su Iglesia y a tomar cafe a la pasteleria de Belem, famosa por sus pastelitos. Tomamos el bus y ya en el camping nos duchamos preparamos y salimos a las 19 horas. Para ganar tiempo tomamos el peaje (25,00 €). Pasamos la frontera y al parar a repostar decidimos pernoctar en la gasolinera de la shell 30 kilometros antes de llegar a Mérida.


Ya en la mañana del Domingo continuamos viaje, llegando a Madrid a eso de las 15 horas.

Como dijimos al principio, el ver una ciudad en diferentes épocas el año te hace ver otros matices, otras luces, otros colores ; pero el verla con gente diferente también te condiciona y predispone a ver los mismos edificios, monumentos y paisajes con otra perspectiva; ni mejor ni peor; solo otra. Todas las personas tienen algo que enseñarnos y algo que mostrarnos; y por consiguiente todos tenemos algo que aprender de los otros.